domingo, 6 de marzo de 2016

El diablo traviesillo (Naufal)

Érase una vez un diablillo tan malo, tan malo que se llamaba Traviesillo. Su diversión era gastar bromas pesadas constantemente a todo el mundo, cuando iba por las calles no paraba de tocar todos los timbres de todas las casas que le pillaba por el camino, pegaba sustos a todos sus amigos gritándoles al oído por sorpresa, tiraba petardos a las ancianas del barrio y les robaba la ropa a la gente que se bañaba en la playa. 

Un día, la gente del barrio, hartas de sus diabluras, se reúnieron para buscar una solución .Unos decían de echarlo de barrio, otros de hacerle un gran castigo, al final decidieron pagarle con la misma moneda, gastarle una gran broma. 

Un Domingo, Traviesillo se fue muy temprano a la playa, como solía hacer en verano, nada más llegar, se quito la ropa y se tiró al agua y se pasó casi una hora jugando dentro de ella,cuando salió estaba tiritando pero no encontró ni siquiera la toalla. Todas sus cosas habían desaparecido y, entre llantos, se fue a su casa en bañador. Antes de  doblar la esquina de su casa, una tremenda explosión estalló cerca de sus oídos, Traviesillo salió despavorido hasta su casa y se encerró en ella asustadísimo, metiéndose debajo de la cama. De pronto, empezó a sonar el timbre de la puerta una y otra vez durante mucho tiempo. Después se hizo el silencio. 

Cuando pasó más de dos horas, Traviesillo, despacito salió de su escondite y abrío la puerta de su casa y se encontró a todos los vecinos del barrio riéndose de él, y el más anciano de los vecinos le dijo:
- Espero que esto te haya servido de lección  y no vuelvas a gastar bromas pesadas a nadie, y Traviesillo entre sollozos lo prometió.

Desde  entonces Traviesillo no molestó nunca más y todo el mundo lo quisieron muchísimo y le llamaron "Buenecillo".
Naufal Aguilar

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